dimarts, 23 de desembre del 2014

Feliz Navidad y un Año 2015 solidario que conlleve la paz.

Feliz 2015
Con esta imagen de la Sagrada Familia de Barcelona de Gaudí os dejo una reflexiones publicadas en la Revista Hacer Familia en enero de 2014, ponderando la contemplación y el silencio!
Con estas palabras os dejo mi felicitación de Año nuevo. Los Reyes Magos dejaron en Belén después de caminar y caminar siguiendo la estrella lo mejor que tenían. Tu y yo nos esmeramos en dejar a los nuestros juguetes elegidos con ilusión, pruebas de solidaridad con los que estan solos y pasan necesidades. Nuestra compañía y amor ha de ser semejante a la que ofrecieron José, María y los Reyes al Niño, nacido, pobre y desnudo en la Cueva para salvar al Mundo. Un mundo hoy necesitado de Amor y de Paz.

“Y he aquí que la estrella que habían visto en el Oriente iba delante de ellos, hasta que llegando, se detuvo sobre donde estaba el Niño. Al ver la estrella, se regocijaron con gran alegría. Y al entrar en la casa, vieron al Niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra”.
Evangelio de San Mateo

Tenemos en este mes de enero la Festividad de los Reyes Magos, unos magos que, contemplando el cielo, siguieron el camino que les indicaba la estrella hasta llegar a la Cueva de Belén. Arrodillados y recogidos en silencio adoraron a Jesús-Dios, un Niño como cualquiera de los nuestros necesitado del apoyo, cariño, ternura y necesitado, también, de sentirse arropado por los brazos de sus padres, la Virgen María y San José. Todo un Misterio de Amor.
Los Magos nos dan un ejemplo del arte de guardar silencio ante la contemplación de la belleza. Un ejemplo que nos ayuda a agradecer las fiestas de Navidad en las que muchos padres, abuelos y nietos nos damos cita en torno al Belén de corcho, musgo y figuras de barro para celebrar el Nacimiento de Dios. El bullicio ha entrado en nuestras casas: villancicos, poemas, regalos, conversaciones de sobremesa, brindis recordando a los que ya no están entre nosotros y, sobre todo, mucha ilusión y alegría por estar juntos. Probablemente, valorar la belleza de estos días nos ha ayudado a ponderar la importancia de la familia y de los vínculos afectivos que se crean en ella.
También se ha creado un ambiente propicio a la belleza gracias al trabajo de todos. Sin dedicar tiempo a las comidas festivas, a la decoración navideña, al esmero en hacer el pesebre con la colaboración de los pequeños, al esfuerzo por vivir las tradiciones que nos legaron. No hubiera sido posible contemplar la bondad de estos días vividos en familia. Una contemplación que también nos recuerda –como cuenta el Génesis- la mirada complacida de Dios ante la creación. En el séptimo día, Dios,  al ver que lo que había creado era bueno y era bello, descansó y contempló la obra creada de la nada.
Tú y yo también buscamos tiempo para la contemplación del trabajo hecho en casa para ser útiles a los nuestros, y del trabajo profesional hecho con pulcritud. Muchas veces las prisas nos restan tiempo de descanso para ponderar en silencio lo que tenemos y lo que vivimos.
Ponderemos y contemplemos, desde el interior de nuestro corazón, toda la bondad de estos días de Navidad, de las risas inocentes y de la vitalidad extrema que tienen nuestros pequeños y, también, de la sabiduría y silencios de nuestros mayores.
Y ahora, acompañemos a los Reyes de Oriente en su visita a Belén y gocemos en silencio del Misterio de Belén.  

Hoy, ya vigilia de Reyes añado a mi reflexión anterior mi deseo de que seáis muy felices. Seguro que los que tenéis hijos pequeños viviréis con ilusión esta fiesta en la que, recordando a los Magos, procuráis que en casa procuráis que todos tengan un regalo y enseñáis a vuestros hijos a compartir con los que no tienen.