Para cambiar personalmente y mejorar un poquito lo mejor es tener alegría ... joie de vivre ...
Hoy os dejo un párrafo de mi último libro "La receta del amor en pareja" (Libros Cúpula, Planetadelibros). Al leer la frase de Viktor Frankl he pensado que os gustaría así como el comentario a una dedicatoria del periodista Carles Capdevila (E.P.D.) a quién debo mucho de mi aprendizaje en el arte de educar con ilusión.
El libro con reflexiones y sugerencias del Amor lo tenemos en todas las librerías de España. (Es una buena elección o un regalo genial para matrimonios que quieran aprender a amar más y mejor cada día y ser felices):
"... para adaptarnos a
los cambios y mejorar como personas hemos de intentar no lamentarnos. Si nos
cuesta mucho dejar de hacerlo sólo lo haremos una vez a la semana con una amiga
íntima y ¡ya está! Es normal que no estemos a punto siempre y, como los coches,
necesitamos una revisión de vez en cuando para que la generosidad y el olvido
personal fluyan naturalmente sin dejar de lado el optimismo.
Procuremos gozar con lo que tenemos,
para vivir con optimismo. Ahora nos podemos preguntar: ¿Somos de los que vemos
la botella medio vacía medio llena? ¿Con que empleado te identificarías de los
dos que leerás a continuación?:
“Son dos empleados del sector del
calzado que viajaron, por separado, hasta un mismo país del tercer mundo a ver
qué perspectivas de ventas se presentaban.
Ambos remitieron sendos e-mails a sus empresas:
El primero: “Nada que hacer. Aquí no
lleva zapatos ni su padre”.
El segundo: “¡Magníficas expectativas!
¡Nadie lleva zapatos aquí aún!”
Parece que el optimista es el segundo.
Y procuraremos hacer como él para apreciar la alegría de vivir.
Yo tenía un amigo filósofo, periodista
y buen comunicador. Me dejó una dedicatoria en un libro suyo, seis meses antes
de fallecer. Todo un legado para vivir gozosamente. Decía así:
“Victoria
¡Qué te tengo que decir que no sepas
sobre la Ilusión, Vocación, Pasión!
¡Buen humor!
Capde”
(Dedicatoria de Carles Capdevila del libro
“Educar Mejor” el 21/XII/2016)
La verdad es que podía decirme mucho aunque
escribió: ¡que te tengo que decir que no sepas…! No sólo pude aprender de él, sigo
que aprendiendo ahora porque mucho de los suyo ha quedado escrito en sus libros
y en vídeos de sus conferencias. ¡Gracias, Carles, por tu humildad, cumplidos y
por tu generosidad! Has dejado rastro y tus palabras me impulsan a no perder la
esperanza y a acordarme que todo lo que hago tiene sentido y que vale la pena
seguir encariñada con mi esposo, mis hijos, mis nietos y mis proyectos
profesionales. Lo que es realmente esencial es la pasión que entrego en lo que
tengo entre manos hoy, ahora.
Me quedo con las tres palabras de tu
dedicatoria:
¡Ilusión, Vocación, Pasión!
Las dejo escritas así en mayúscula, como
hiciste tú en la dedicatoria. Estas palabras me parecen cruciales para
encontrar la joie de vivre y yo tuve
el privilegio de recibirlas directamente de tu corazón.
Sin tener ilusión por lo que hacemos
estaríamos perdidos, seríamos como zombis
que no vibraríamos ante una mirada de amor, la primera sonrisa del bebé, el
logro de tu hijo en aquel trabajo escolar, la conversación con tu amiga, la
oportunidad de saltar aquel bache económico o encajar la pérdida de un ser
querido. Sin ilusión perdemos la esperanza y quedamos inmovilizados como las
momias.
Sin vocación, sin seguir esta llamada a
hacer de nuestra vida matrimonial un camino de admiración y de sorpresas, de
encuentros amorosos, de consuelo recíproco, de promoción mutua, de
celebraciones, de alegría por ver el crecimiento de tus hijos, seríamos unos
necios por no aprovechar todo lo bueno que se nos ha dado.
Con pasión encontraremos la belleza en
nuestra realidad y pasaremos de ser personas mediocres y sin ánimo a
transformarnos en personas vitales, luchadoras y emprendedoras..."
Y, con esta imagen de la TV3, en la que enumeraba los secretos para un largo camino de amor, me despido de vosotros.