Tengamos la confianza que nuestros hijos navegaran por el
mar de la vida sin hundirse y llegaran a buen puerto.
Durante la navegación
encontraran mar revuelto, fuertes vientos, tempestades...
Cuando se ha derrochado afecto
se tiene seguridad y la seguridad les da autoestima a los nuestros, una
autoestima que ayuda a interiorizar los valores que han vivido en familia y los
reconocen como propios.
Ellos no se dejaran llevar por el fuerte oleaje que
estropee lo que han encontrado en el calor del hogar.