dissabte, 31 d’agost del 2013

Triple filtro de Sócrates


Triple filtro de Sócrates
"Nunca podemos juzgar la vida de los demás, porque cada uno sabe de su propio dolor y de su propia renuncia. Una cosa es suponer que uno está en el camino cierto; otra es suponer que ese camino es el único."Paulo Coelho

Hoy os dejo la historia del "Triple filtro de Sócrates".
Detestar la murmuración, la crítica, el juzgar a los demás sin tener todos los elementos de juicio ni la necesidad de hacerlo, porque no es nuestro oficio, son necesarios para convivir en paz y hacer felices a los que nos rodean. Que en el hogar no se escuchen nunca ni críticas, ni juicios, ni murmuraciones sobre ninguna persona. Se comprende muy bien con lo que leeremos a continuación:

Un sabio filtra la información.
Un sabio filósofo ve llegar a su casa a un joven discípulo visiblemente alterado.
- Maestro, maestro, un mago estuvo hablando de ti con malevolencia. Deseo contarte lo que ha dicho.
- Espera, interrumpió el sabio:
-¿Hiciste pasar lo que vas a contarme por los tres filtros?
- ¿Los tres filtros?, preguntó el discípulo
- Sí, y el primero es la verdad: ¿estás seguro de que lo que quieres decirme es absolutamente cierto?
- No estoy seguro; en realidad lo oí comentar a unos vecinos.
- Al menos lo habrás hecho pasar por el segundo filtro, que es el de la bondad y la justicia: ¿estás seguro de que lo que vas a decirme es bueno y justo?
- No, en verdad es todo lo contrario.
- ¡Ay, vaya! - exclamó el maestro y agregó:
- El último filtro es la necesidad. ¿Crees que es necesario hacerme saber lo que tanto te inquieta?
- A decir verdad, no, respondió el discípulo.
Y el sabio sonriendo dijo:
- Entonces, si no es verdad, tampoco bueno o justo, ni necesario, sepultémoslo en el olvido.

¡Feliz entrada de curso!

dissabte, 3 d’agost del 2013

La prepotencia cierra las puertas de la comprensión y del diálogo

No seamos prepotentes




- ¿Qué te pasa, Guille?

- Me duelen los pies-respondió.

Mafalda se fija en los pies de la niño y le explica:

- Claro, Guille, te has puesto los zapatos cambiados de pie, los tienes al revés.

Guille, tras un instante, el tiempo necesario para comprobar el hecho indiscutible, comienza a llorar más fuerte.

-Y ahora… ¿qué te pasa?

- Ahora me duele mi orgullo.

Quino



El primer enemigo lo tenemos dentro de nosotros: es el amor propio, hermano pequeño del orgullo, que nos hace ciegos a la comprensión. En educación familiar, y no sólo en educación familiar, esto es un problema, ya que hay que admitir que no somos los más sabios del mundo ni tenemos siempre la razón de todo. Esta actitud molesta especialmente a nuestros hijos.



Me asustan estas personas que lo saben todo. Que son dogmáticos y que no tienen ni una pizca de humildad para reconocer que no son tan perfectas como se creen. Van a la suya y no escuchan, muchos son jóvenes y realmente tienen mucha fuerza para seguir así pero cuando llegan a la vejez se vuelven tercos y antipáticos.

En todo momento conviene ser más sencillos y hay que dialogar. Los jóvenes con sus amigos, los padres con otros padres y cualquier persona deben estar dispuestos a aprender de los demás. Ser sencillos y dialogar no significa que uno no tenga sus criterios pero la comprensión y respeto hacia las opiniones de los demás ayuda a la flexibilidad ya ser más atractivos y apacibles.

No es conveniente ir tan seguros y prepotentes por la vida que parezca que no necesitamos de nadie "... a mí nadie me tiene que decir como tengo que guiar a mi hijo... ". Te equivocas, quizás esa vecina a la que le dejas tu hijo cuando necesitas salir sin él, sabe cómo juega y se comporta con sus amigos y te podría dar algunas ideas para saber tratarlo mejor.

El verano, el tiempo de vacaciones es un buen momento para avanzar en la cualidad de la humildad, pasamos más tiempo con amigos, viajamos, conversamos, podemos cada día mejorar y recordar que no somos el centro del universo. Nuestros hijos agradecerán que tengamos una actitud dialogante y no vayamos por la vida creyéndonos ser losa únicos dueños de la verdad.