diumenge, 15 de desembre del 2013

Compaginar el afecto con la autoridad

Compaginar el afecto con la autoridad



Compaginar el afecto con la autoridad




“Sé amable, cada persona que encuentras por el camino está librando su propia batalla.”

Platón



Madres y padres deseamos que nuestro hijo sepa que le queremos, que tenga un buen comportamiento, que sea respetuoso en un mundo cada vez más plural, que sea independiente y que tenga su personalidad con criterios firmes llenos de bondad.

Por encima de todo, también deseamos que sea capaz de ser feliz conquistando cada día su libertad tomando decisiones responsables.

Para conseguirlo, nuestro hijo necesita de una buena autoridad, no la autoridad del “mando y ordeno porque lo digo yo”, sino de una autoridad meditada y puesta a su servicio.

Nuestros hijos -como nos recuerda Platón- también libran sus batallas y los padres hemos de dar mucho afecto y amabilidad para acompañarles y hacernos obedecer, sin ahogar iniciativas. Ese afecto se concretará en la primera infancia en pautas, límites y rutinas, y, en la etapa adolescente en los horarios del tiempo de estudio, de la red, de las actividades extraescolares y de las salidas con amigos. Muchas veces, nuestro pequeño necesitará que se le insuflen ánimos con besos y abrazos y, nuestro adolescente, agradecerá – aunque no lo demuestre - una sonrisa, un toque en la espalda o un gesto amable para motivarle cuando algo le cueste.

Leí en una entrevista a Inés Sastre, modelo y actriz española, lo que respondía a la pregunta - “¿Eres una madre estricta?”: - “Sí, soy estricta, pero doy mucho afecto a mi hijo. Mantengo una cierta autoridad y mucha estructura. Creo que tanto los chicos como los adultos necesitamos afecto combinado con autoridad”. Me gustó y me inspiró el título de esta reflexión.

La autoridad se ha de basar en el testimonio y el prestigio de los padres, sin sobreproteger ni dominar con imposiciones arbitrarias que deterioren la autonomía. No se trata de contrariar continuamente a los hijos, ni de ser tan permisivos que obtengamos como resultado unos hijos “tiranos”. Actuemos con sentido común buscando hacerlo todo con cariño.

En la adolescencia, – etapa de especial rebeldía - convendrá mostrarles que personas muy valiosas como, por ejemplo, deportistas de élite que ellos admiran, han conseguido ser campeones después de muchas horas de entrenamientos y sudores, con constancia, voluntad y sacrificio.

Tener hijos obedientes no es un capricho, ya que enseñándoles a obedecer, les hacemos el favor de responsabilizarles y de que sepan hacer frente con decisión a las dificultades que tendrán que afrontar en el futuro. Nos relacionaremos siempre con ellos con una actitud positiva llena de simpatía, generosidad y afecto.



diumenge, 24 de novembre del 2013

Regalos para los nietos...


Cuando los abuelos llenamos de regalos a los nietos.

“Es necesario aprender a tener lo que necesitamos y no únicamente lo que queremos”.
Paulo Coelho

Tenemos crisis económica y las estadísticas de personas que están sin trabajo nos entristecen. Hoy muchos abuelos sustentan familias mientras ven que sus hijos deben ir llamando puertas para tener una colocación. A pesar de ello los abuelos siempre han tenido una especial predilección por sus nietos y casi nunca son capaces de negarles nada y caen en el defecto de llenarles de excesivos regalos.

He visto preocupación en alguna madre joven al preguntar en un coloquio después de una reunión con padres: “¿Y cómo tengo que explicar a mis suegros que no quiero tantos obsequios?”

Os hago una confesión. Al comienzo de ser abuela sólo pensaba en el regalo que gustaría más a mis nietos. Si para mí me dolía gastar dinero, para ellos - que viven en otra ciudad -, no tenía ningún remordimiento en comprar y en perder el tiempo para elegirles ropa y juguetes.

Ahora que han pasado los años puedo decir que aquello de parecer un mago que sacaba todo de la bolsa lo hacía porque veía mucha  ilusión, pero al mismo tiempo había una gran parte de satisfacción  personal y adquiría un protagonismo que no beneficiaba la convivencia.

Si cuando vamos a casa de los nietos, los pequeños preguntan: “¿Qué me traes?”, podemos responder, más o menos, con alegría: “El mejor regalo que te traigo es que la abuela o el abuelo te venga a ver”. 

Algún presente que regalamos a un adulto puede tener un precio irrisorio pero hace feliz al que lo recibe, porque le recuerda alguna emoción o lo relaciona con un buen momento. No hay nada peor que obsequiar por obsequiar o para quedar bien o por compromiso, sin pensar en la sensibilidad de la persona que lo recibe. Lo mismo nos pasa con el nieto, a veces hacemos un regalo que no es caro pero que le reporta horas de juego compartido o alguna idea que ilumina su creatividad, iniciativa y  genialidad.

Los abuelos no queremos ser los mal criadores oficiales porque somos sencillamente, abuelos. Abuelos que saben rectificar si se equivocan y abuelos que saben que la mejor dádiva para los nietos es dar su ternura, experiencia y su tiempo.
(Publicada en "Hacer Familia", noviembre de 2013)
 

divendres, 15 de novembre del 2013

Buscamos espacios de diálogo


Ver hoy esta imagen me recuerda la edición de “Un extraño en casa”, editada por Viceversa, destinada a padres de adolescentes, también en catalán, editado por Pòrtic (grupo 62). Es por ello que os dejo el inicio de la introducción des reflexiones sobre la adolescencia porque el punto central es conseguir la comunicación “a pesar” de Internet. (Y gracias a Dios que tenemos).
Hoy es difícil comunicarse con los hijos, y la convivencia se convierte en un rompecabezas de máxima dificultad en el que es complicado encajar todas las piezas adecuadamente. ¡Nos ha salido competencia!
Y es que ahora resulta que nuestros hijos prefieren conectarse con los amigos de la Red antes que comunicarse con nosotros. Y los padres abandonamos al primer ramalazo de nuestro hijo por no saber establecer diálogos con esos adolescentes felices con sus auriculares en los oídos.
¿Cómo abriremos la puerta del diálogo? ¿Cómo conseguiremos que nos escuchen y cómo sabremos escucharlos? ¿Cómo podrán interiorizar los valores que les queremos transmitir y que ellos también se plantean, valores tales como la amistad, la bondad, la generosidad, el amor, la responsabilidad, la autonomía o la libertad, si no podemos conversar con ellos?
¡No es fácil! Tenemos muchos contrincantes en Internet y una solución muy pobre sería intercambiarnos mensajes o chatear a través de Facebook con ellos. Debemos buscar otras alternativas más personales, a la vez que aceptamos, con naturalidad y alegría, este instrumento del tercer milenio. No podríamos avanzar ni ser eficaces sin asumir las tecnologías actuales con simpatía.
Procuraremos, en primer lugar, conservar y fortalecer el vínculo afectivo que se creó en la etapa infantil de nuestro hijo. Lo fundamental para comunicarse es el afecto que ya tenemos ganado y que proporciona el clima de confianza óptimo. También nos esforzaremos por comprenderlo y así despertaremos en el adolescente una aceptación y un respeto crecientes.
Me siento capaz de transmitiros mis experiencias. Me avalan la educación, compartida con mi esposo, de seis hijos en todas sus etapas de crecimiento, los estudios de magisterio y de orientación familiar que me ofrecieron la oportunidad de conocer en profundidad los temas que nos ocupan y preocupan hoy, mis conversaciones con padres y adolescentes para encontrar soluciones a sus problemas de comunicación, el contacto regular con asociaciones, colegios y escuelas de padres donde he impartido conferencias y sesiones de orientación familiar. De todos he aprendido mucho, antes y después de los coloquios. En los capítulos siguientes, leeremos, pues, algunas ideas, historias, anécdotas, vivencias y algunas sugerencias prácticas.
En todo caso, Un extraño en casa está escrito con el objetivo de intentar establecer una buena comunicación con los hijos cuando llegan a la adolescencia, a pesar de las características propias de esta etapa y las dificultades y presiones externas que nos irán surgiendo por el camino. Son adolescentes y, como indica su etimología latina, adolescere, les falta algo para alcanzar esa madurez, y los padres debemos ayudarlos a conseguirla.


dilluns, 21 d’octubre del 2013

Comprender las emociones del adolescente




“Comprender emociones del adolescente: empatía y consuelo”.

Comprender las emociones del adolescente: tener empatía y dar consuelo

Si eres paciente en un momento de ira, escaparás a cien días de tristeza.
Proverbio persa

Es seguro que las emociones que sentirá el adolescente serán mudables: un día estará triste y el otro eufórico.

Tiene la emotividad revolucionada y, si tenemos empatía, sabremos distinguir cuándo su problema es real y necesitará consuelo o cuando es pasajero para pasarlo por alto.

Estaba en casa de unos amigos. Me gustó la frase de su hija de trece años cuando les pedía a sus padres con una sonrisa: “No me digáis nada ahora, que estoy un poco borde”. Ella deseaba como este muchacho la comprensión de sus padres: “Cuando queremos comunicarnos con nuestros padres, sucede que no están atentos a lo que les decimos, van acelerados, parece que nos pregunten sólo para cubrir el expediente; no se enteran que deseamos de verdad que se fijen en nosotros y conozcan nuestras preocupaciones”.

Nuestros hijos nos envían un mensaje: por mucho que le demos bienestar físico y otras compensaciones materiales, él quiere nuestro tiempo y no quedar abandonado en la habitación, a pesar de que lo acompañe la más alta tecnología y tenga la pared forrada de pósteres de sus ídolos preferidos.

No demostraremos ni empatía, ni consuelo si ironizamos o si decimos rutinariamente: “ánimo”, “descansa”, “alégrate”. ¿Cómo podemos decir a un hijo que “se anime” si no le damos algún motivo para hacerlo? ¿O pedirle que “descanse” si ha de salir rápidamente para una competición? ¿O que “se alegre” si acaban de decirle en el instituto que no podrá pasar al bachillerato porque ha suspendido matemáticas y lengua?

Un amigo mío me comentaba que no había olvidado la fusión de sentimientos, palpable entre él y su hijo, cuando - sin cruzar una palabra - lo había abrazado muy fuerte a la llegada del funeral de un compañero de clase, muerto en accidente automovilístico: “...quedamos más estrechamente unidos aquel día en que yo compartí su dolor, que con las mil y un conversaciones que habíamos mantenido anteriormente. Comprendí que, en aquel instante, mi consuelo y soporte eran un punto importante en su vida en aquella situación de una gran pérdida inesperada. No era preciso hablar, mi hijo sabía que yo estaba a su lado. No estaba solo en el dolor, yo estaba con él de todo corazón, abrazándolo fuertemente con ojos llorosos y sin decirle nada.”


Los padres tendremos que comprender el idioma del adolescente para tener empatía y darle consuelo, este modo afectuoso que hace bien al alma y que se demuestra con pequeñas delicadezas que salen del corazón y que hacen visible nuestro apoyo y cariño hacía él. Lo necesita.

(De "Un extraño en casa", Editorial Viceversa)
















dimarts, 15 d’octubre del 2013

La mesa en familia


La mesa en familia


Sentarse en la mesa para comer juntos

“Una buena conversación ha de agotar el tema que trata pero no ha de agotar a sus interlocutores”.
Winston Churchill

Muchos pensamos que sentarse a la mesa juntos para comer es un elemento de cohesión familiar y social y, al mismo tiempo, un buen elemento educativo. Es el momento de rehacer fuerzas, de reunión, de la tertulia, del descanso. La comida es también un espacio para la educación de los hijos donde no cabe tan sólo dar importancia a la manera de coger los cubiertos sino a valores como que el niño ceda la fruta que más le gusta a un hermano o a un invitado, a saber escuchar y no interrumpir o a esperar a levantarse de la silla hasta que todos hayan acabado. Paciencia, generosidad y esfuerzo quedan bien patentes en estos tres aspectos de la convivencia cotidiana. Paciencia que también ejercen los padres ante el alboroto que se origina por aquel vaso que siempre se vierte en el mantel.

Algunos recordamos la fábula de El festín de Babette, de la escritora danesa Karen Blixen, interpretada de manera genial por aquellos comensales que a pesar de no saber ni el nombre de lo que comían (menos el coronel) iban suavizando sus maneras de hablar, se dolían de haber enojado a los otros y se intercambiaban miradas de complicidad, de perdón y de amor hacia las dos hermanas que habían permanecido solteras para ocuparse de la comunidad que les había legado su padre difunto.

Nos resulta muy práctico tomar alimentos de la nevera y de manera rápida y comer desordenadamente con los consiguientes problemas de salud, normales cuando se vive tan deprisa. (Podemos ver el coloquio en el que intervenimos expertos en TV2 para profundizar en este aspecto en este link: http://www.rtve.es/alacarta/videos/para-todos-la-2/para-todos-2---debate---sentarse-mesa-para-comer/1330646.shtml 

Ahora bien, ya que comer en familia es una buena herramienta de comunicación, deberíamos procurar cada día celebrar una comida juntos, con una cocina más simplificada y sencilla que la de los días festivos. Si estamos organizados seguro que no nos privaremos de esta reunión de padres e hijos con una breve sobremesa y sin artilugios digitales que dificulten la conversación.
Y, siempre seamos agradecidos con aquellas abuelas que transmiten las recetas tradicionales de su tierra y conservan la memoria de los fogones.

dimecres, 18 de setembre del 2013

Mantener y aumentar el amor matrimonial

Cultivar y mantener el amor matrimonial




“El proyecto no tiene la grandeza del sueño o de la utopía, el proyecto es “doméstico”, accesible. El proyecto construye alguna cosa, pero lo hace lentamente, con paciencia, y nos hace responsables de las elecciones que tomamos”.

Susanna Tamaro



Antes de empezar a reflexionar sobre cómo cultivar y mantener el amor matrimonial hemos de pensar que el matrimonio es un bien que incluye el deseo de ser y de hacernos felices mutuamente con una generosidad que debe ser recíproca. Excluye el amor propio y pasa por alto las pequeñeces de adaptación de la convivencia dejando de lado el individualismo. Nuestro matrimonio nunca será el de dos egoísmos compartidos aunque se comprende que podemos tener intereses distintos que incluirán tener unas zonas de independencia. El respeto mutuo excluye el instinto de posesión y de dominio que beneficiará tanto el amor del matrimonio como al afecto y educación de los hijos.

El amor del matrimonio es un sí a la fidelidad y al compromiso en el proyecto común de formar una familia. La construcción de ese proyecto de formar una familia tendrá que hacerse con paciencia y pulcritud. Además de repasar la frase que encabeza este artículo pienso en la Basílica de la Sagrada Familia, de Antonio Gaudí de Barcelona. Se empezó lentamente y todavía se sigue trabajando para terminarla. Poco a poco y piedra a piedra se hicieron catedrales, acabadas a la perfección, no sólo en cuanto lo que se alcanza a ver a primera vista, sino también para las filigranas de los techos y de las torres.

Cuando vamos al matrimonio unos nos dicen que somos atrevidos, otros que disfrutemos de ser pareja sin ninguna atadura, otros que esperemos a tener hijos, otros....otros... ¡No les hagamos caso, aunque nos tomen por locos! Se dice que el presidente del Tribunal de la Escuela de Arquitectura, Elies Rogent, afirmó el día que Gaudí recibió el título de arquitecto: “Hoy hemos dado el título a un genio o a un loco. El tiempo lo dirá”. El tiempo ha hablado y ha situado a Gaudí en el sitio que le corresponde, junto a los más grandes arquitectos de la historia. Vivir la locura de crear una familia nos hará geniales.

Dediquemos tiempo para mantener la comunicación porque sin diálogos surgen problemas y conflictos.

Preguntémonos:

¿Es nuestro hogar como un hostal donde se come, se duerme y poca cosa más? ¿Cómo podemos saber lo que complace más a uno o al otro si no hemos buscado tiempo para conocernos? Siempre chocamos con la falta de tiempo y se ha de hacer lo posible por encontrarlo. Mal irían los jóvenes y los adultos casados, si no encontraran espacios para conversar y comunicarse.

Además de vivir la comunicación es necesario mantener la ilusión y el entusiasmo. Una ilusión que anima el camino matrimonial; que descubrirán nuestros hijos y amigos y que les hará llegar a la conclusión que pueden ser felices en el matrimonio.

En el matrimonio debe aparcarse la rutina y tener la capacidad de sorprender. Nos conmueve la película “La vida es bella” y desearíamos imitar la figura de Guido (interpretado por Roberto Benigni) aunque no estemos recluidos en un campo de concentración. Él hace lo que sea para conquistar a Dora, la muchacha que le gusta, sorprendiéndola. Ya casados, sigue realizando increíbles locuras. Es una fábula que nos sugiere diversas maneras de demostrar el cariño y de no dejarse llevar por el desaliento ya que, cuando la rutina y el aburrimiento llaman a la puerta de una relación, hay que cerrarla con llave y no dejar ninguna rendija abierta para que por ella entre la monotonía.

No todo el monte es orégano en el camino del matrimonio. Por muchos motivos puede haber rupturas, por eso, es fundamental, reflexionar antes de tomar una decisión como la de casarse. La vorágine de los tiempos en que vivimos hace que más de un matrimonio haga aguas. Esas rupturas afectan a ambas partes y a los hijos, a pesar de que hay padres que se hacen cargo de la situación, y de acuerdo los dos, procuran que las separaciones sean “civilizadas” en bien de los suyos. Pero, muchas veces, los hijos reciben golpes de un lado o de otro y se culpan de los problemas de los padres, con la consiguiente pérdida de tranquilidad y autoestima para madurar adecuadamente. Hace años, cuando los matrimonios tenían alguna crisis, miraban de arreglarla para no herir a los hijos. Está comprobado que en estos casos muchos hijos valoraban el esfuerzo de los padres para seguir viviendo juntos, e incluso, sacaban algún beneficio, ya que la presencia en casa de padre y madre los ayudaba.

Serían defectos graves en el matrimonio: la agresividad, juzgar o corregir continuamente al cónyuge, manipular con frases como: “enfermaré por los disgustos que me das…”. Tampoco podemos olvidar los celos o la envidia que se transforman en maltratos y gritos -en algún caso-, por no haber sabido disfrutar de los éxitos de uno o de una y compartirlos (al mismo tiempo) brindando con cava y con una cena con velas…

Gracias a Dios, muchos matrimonios siguen juntos, pasados los años, unidos, y adaptados a cambios. Una actitud de humildad para saber pedir perdón o perdonar, ayudará la convivencia y a limar las pequeñas aristas que surjan así como tener una actitud positiva para buscar soluciones y ser agradecido.

Son muchas las maravillas que descubrimos cuando contemplamos el amor matrimonial, un amor que procuramos cultivar y mantenerlo renovado cada día, poniendo - con dinamismo - cualidades de mejora personal dejando de lado la frivolidad, el aburrimiento, el aburguesamiento y reforzando con detalles de cariño la primera atracción de admiración que nos provocó la persona elegida.

(Publicado en Revista “Hacer familia”, septiembre del 2013)







dissabte, 31 d’agost del 2013

Triple filtro de Sócrates


Triple filtro de Sócrates
"Nunca podemos juzgar la vida de los demás, porque cada uno sabe de su propio dolor y de su propia renuncia. Una cosa es suponer que uno está en el camino cierto; otra es suponer que ese camino es el único."Paulo Coelho

Hoy os dejo la historia del "Triple filtro de Sócrates".
Detestar la murmuración, la crítica, el juzgar a los demás sin tener todos los elementos de juicio ni la necesidad de hacerlo, porque no es nuestro oficio, son necesarios para convivir en paz y hacer felices a los que nos rodean. Que en el hogar no se escuchen nunca ni críticas, ni juicios, ni murmuraciones sobre ninguna persona. Se comprende muy bien con lo que leeremos a continuación:

Un sabio filtra la información.
Un sabio filósofo ve llegar a su casa a un joven discípulo visiblemente alterado.
- Maestro, maestro, un mago estuvo hablando de ti con malevolencia. Deseo contarte lo que ha dicho.
- Espera, interrumpió el sabio:
-¿Hiciste pasar lo que vas a contarme por los tres filtros?
- ¿Los tres filtros?, preguntó el discípulo
- Sí, y el primero es la verdad: ¿estás seguro de que lo que quieres decirme es absolutamente cierto?
- No estoy seguro; en realidad lo oí comentar a unos vecinos.
- Al menos lo habrás hecho pasar por el segundo filtro, que es el de la bondad y la justicia: ¿estás seguro de que lo que vas a decirme es bueno y justo?
- No, en verdad es todo lo contrario.
- ¡Ay, vaya! - exclamó el maestro y agregó:
- El último filtro es la necesidad. ¿Crees que es necesario hacerme saber lo que tanto te inquieta?
- A decir verdad, no, respondió el discípulo.
Y el sabio sonriendo dijo:
- Entonces, si no es verdad, tampoco bueno o justo, ni necesario, sepultémoslo en el olvido.

¡Feliz entrada de curso!

dissabte, 3 d’agost del 2013

La prepotencia cierra las puertas de la comprensión y del diálogo

No seamos prepotentes




- ¿Qué te pasa, Guille?

- Me duelen los pies-respondió.

Mafalda se fija en los pies de la niño y le explica:

- Claro, Guille, te has puesto los zapatos cambiados de pie, los tienes al revés.

Guille, tras un instante, el tiempo necesario para comprobar el hecho indiscutible, comienza a llorar más fuerte.

-Y ahora… ¿qué te pasa?

- Ahora me duele mi orgullo.

Quino



El primer enemigo lo tenemos dentro de nosotros: es el amor propio, hermano pequeño del orgullo, que nos hace ciegos a la comprensión. En educación familiar, y no sólo en educación familiar, esto es un problema, ya que hay que admitir que no somos los más sabios del mundo ni tenemos siempre la razón de todo. Esta actitud molesta especialmente a nuestros hijos.



Me asustan estas personas que lo saben todo. Que son dogmáticos y que no tienen ni una pizca de humildad para reconocer que no son tan perfectas como se creen. Van a la suya y no escuchan, muchos son jóvenes y realmente tienen mucha fuerza para seguir así pero cuando llegan a la vejez se vuelven tercos y antipáticos.

En todo momento conviene ser más sencillos y hay que dialogar. Los jóvenes con sus amigos, los padres con otros padres y cualquier persona deben estar dispuestos a aprender de los demás. Ser sencillos y dialogar no significa que uno no tenga sus criterios pero la comprensión y respeto hacia las opiniones de los demás ayuda a la flexibilidad ya ser más atractivos y apacibles.

No es conveniente ir tan seguros y prepotentes por la vida que parezca que no necesitamos de nadie "... a mí nadie me tiene que decir como tengo que guiar a mi hijo... ". Te equivocas, quizás esa vecina a la que le dejas tu hijo cuando necesitas salir sin él, sabe cómo juega y se comporta con sus amigos y te podría dar algunas ideas para saber tratarlo mejor.

El verano, el tiempo de vacaciones es un buen momento para avanzar en la cualidad de la humildad, pasamos más tiempo con amigos, viajamos, conversamos, podemos cada día mejorar y recordar que no somos el centro del universo. Nuestros hijos agradecerán que tengamos una actitud dialogante y no vayamos por la vida creyéndonos ser losa únicos dueños de la verdad.



diumenge, 21 de juliol del 2013

Mi primer hijo (Sin ser perfeccionista)



Primer hijo, no ser perfeccionista.


“Hemos creado una embrutecedora cultura del perfeccionismo. Esperamos que todo sea perfecto: nuestros dientes, nuestros cuerpos, nuestras vacaciones. Y, queremos hijos perfectos para redondear el retrato. El problema es que no hay tal cosa y esta búsqueda se está volviendo contra nosotros".

Carl Honoré


Reflexionemos ante el nacimiento de nuestro primer hijo que no somos perfectos y ahí radica la fuerza de la educación. No necesitamos manual de instrucciones.

Quedémonos tranquilos si somos cariñosos. El mejor manual de instrucciones es amar. Es verdad que el manual no llega por ciencia infusa o por un milagro. Pero el milagro se da a nivel personal, ya que ante un nuevo ser, a todos los padres se les ensancha su corazón y reflexionan sobre cómo manejar la nueva situación con sentido común. Es evidente que aumenta su ingenio para adquirir conocimientos, se estrujan los sesos o «sudan» con trabajos extras para ganar más dinero y alimentar al pequeño. También se reduce el tiempo que teníamos para nosotros, los padres, y lo invertimos gustosos en bien del pequeño. Aumenta el olvido de uno mismo.

Ahora es momento de ver cómo lo hacemos y las líneas de actuación que nos trazamos para crear un hogar cálido para el marido, la mujer y nuestro pequeño. No aceptemos intromisiones. Hay un tipo de personas que se creen superiores y que no paran de desorientarnos con sus consejos. No nos dejemos influir por las que parecen expertas en todo y nos dan muchísimas explicaciones como si estuviesen dando una lección magistral.

Confiemos en el el sentido comun, en la ternura que sentimos y en los consejos del pediatra.

Tengamos confianza en el amor, que es el motor de la vida; cada nacimiento lo acelera. Hacemos pequeños sacrificios por nuestro bebé: noches en blanco para atenderlo o salir a la calle para comprar pañales y otros productos de higiene son nuevas acciones que nos llevan tiempo. La más costosa es no poder dormir cinco horas seguidas. Tiene gracia este párrafo que circulaba hace pocos días por la red de facebook y que lo escribía una madre con niños pequeños:

“Llega un momento en la vida en donde la palabra «divertirse» ya no significa salir de fiesta, beber, recogerse a las 4:00 de la mañana o pensar sólo en uno mismo. Divertirse significa ver películas de Disney, cenas familiares, historias a la hora de dormir, largos abrazos, una casa desordenada, irse a dormir a las 10:00 de la noche y escuchar vocecitas diciendo «te quiero». Ser padre no te cambia, pero hace que te des cuenta de que aquellas personitas que TÚ has creado merecen lo mejor de tu tiempo. Copia esto si estás orgulloso/a de ser papá/mamá♥”.

No podemos olvidarnos del papel de los abuelos, tantas veces presentes en nuestro hogar, igual que nuestros pequeños en el suyo. Ellos ejercen un papel de apoyo, de ternura, de transmisión de raíces, y han sido, son y serán un gran soporte para ayudar a la mujer a su plena incorporación al mundo laboral.

Unos abuelos que no son los malcriadores oficiales, como los etiquetan algunos padres jóvenes. Son de gran ayuda para transmitir raíces, tradiciones y dar un sabor especial y tierno a la familia, porque ellos siempre ven todas las gracias a sus nietos.

Unos abuelos que podemos visitar más en verano o que agradecemos como nos acogen en su casa.

Sin ser perfeccionistas veamos a nuestro primer hijo con ternura y desde el corazón para crear un vínculo afectivo necesario para caminar por la vida.

Y, desde el primer día, vivamos intensamente el momento de la lactancia materna, fuente de salud y de creación de lazos de cariño.

¡Feliz verano en familia!





dimarts, 2 de juliol del 2013

Favorecer la autoestima: Aceptación y valoración

Favorecer la autoestima: aceptación y valoración


La amabilidad en las palabras crea confianza, la amabilidad en los pensamientos crea bondad, la amabilidad en los actos crea amor.

Lao Tzu


Tenemos una gran verdad que es de sentido común: los niños y niñas de bien pequeños empiezan a apreciarse según la actitud que tengamos hacia ellos, puesto que el contacto principal lo tienen con nosotros. Ellos se ven a través nuestro y tienen de ellos la viva imagen que les damos nosotros. Tampoco saben lo que está bien o mal y lo aprenden según nuestro comportamiento y el de los otros familiares del entorno. Somos realmente su espejo, y según la seguridad que les damos, se sabrán auto valorar y tener o no tener confianza en ellos mismos. Si riñéramos siempre a nuestros hijos, si encontráramos que todo lo hacen mal, si a menudo estuviéramos alterados y enfadados cuando estamos en casa y no reflejáramos la alegría de disfrutar de su presencia, sería fácil que los hijos, al encontrarse poco agradables para sus padres, perdieran autoestima; y al perderla, no serian capaces de enfrentarse a los retos que les surgirán a lo largo de su vida. Por lo tanto, para fomentar su autoestima tenemos que recordar que toda persona, y especialmente nuestros hijos al llegar a este mundo, tienen que saberse aceptados, amados y valorados.

Queremos favorecer la autoestima de los hijos, porque sabemos que si la tienen, pueden ir tranquilos por la vida y superar todas las dificultades que se les presenten. Desde luego que nuestra actitud tiene que ser positiva, y al hablar, actuar, informar y motivar nuestros hijos transmitir nuestra comprensión. Enumeraremos los tres factores que influyen en esta manera de hacer:

1. Aceptación total, incondicional y permanente:
Nuestro hijo es una persona única e irrepetible. Él tiene cualidades y defectos, pero tenemos que estar convencidos de que lo más importante es que capte el afán de superación y la ilusión de cubrir pequeños objetivos de mejora personal. Las cualidades son agradables de descubrir, los defectos pueden hacer perder la paz a muchos padres, pero se pueden llegar a corregir con paciencia, porque aceptamos totalmente la forma de ser del hijo, incondicionalmente y por siempre. La serenidad y la estabilidad son consecuencia de la aceptación y, esto quiere decir, actuar independientemente de nuestro estado de ánimo. También en circunstancias de más dificultades, como serían las de tener hijos discapacitados tendremos que crear la aceptación plena no sólo de los padres si no también de los hermanos y familiares, con la convicción de que repercutirán todos los esfuerzos en bien de la familia.

2. Amor:
Nuestro testigo de amor constante y realista será la mejor ayuda para que nuestros hijos logren una personalidad madura y estén motivados para rectificar cuando se equivoquen. Al amar siempre deberemos corregir la cosa mal hecha, ya que al avisar damos la posibilidad de rectificar y, en todo caso, siempre deberemos censurar lo que está mal hecho, nunca la persona. Dice San Pablo en la Epístola a los Colosenses: ´´Padres, no importunéis a vuestros hijos, para que no se desalienten´´. El amor es la base de la familia y la mejor escuela para aprender a darse y a recibir y nuestro hijo o hija es un don, un obsequio a quien hace falta entregarle toda nuestra vida con generosidad, afecto y agradecimiento.

3. Valoración:
Elogiar el esfuerzo de nuestro hijo, siempre es más motivador para él, que hacerle constantemente recriminaciones. Ciertamente que ante las desobediencias o las malas respuestas, podemos perder las formas, pero los mayores debemos tener la voluntad de animar aunque estemos cansados o preocupados; por esto, en caso de perder los nervios, lo mejor es observar, pensar y cuando estemos más tranquilos decir, por ejemplo: “esto está bien, pero puedes hacerlo mejor”. Durante el tiempo que estamos con los hijos siempre tenemos ocasiones para valorar su esfuerzo, no pedirle más de lo que puede hacer y ayudarlo a mejorar viendo la vida con un sentido deportivo. Tenemos que procurar que aprenda a aceptarse y que con optimismo supere sus dificultades. De esta manera, conseguiremos que nuestro hijo sepa que le amamos por lo que es él y será capaz de desarrollar al máximo todas sus capacitados personales. Tenemos que decir lo que está bien, sin darle ningún calificativo a él. Nuestra actitud positiva, comprensiva y motivadora incrementará la seguridad de nuestros hijos e hijas.

Fomentemos la autoestima sin etiquetar nunca a ninguno de los nuestros.


¡Feliz verano en buena compañia. Se acabó el "cole", del que hablé extensamente en mi título título!
Nota: Si tenéis dificultades en encontrar "¿Quién educa a mi hijo? os agradecería que contactaraís conmigo para -con la editorial- solucionar el haceroslo llegar: vicardona@ono.com

dimarts, 4 de juny del 2013

Los abuelos envejecen...

Cuando los abuelos envejecen…

(publicada en Revista "Hacer familia", junio 2013)



“Es de bien nacidos ser agradecidos”

Hay etapas en la vida de los padres jóvenes en que todo son facilidades por parte de los abuelos. Ellos pueden ser el brazo que se alarga para facilitarles la tarea de educar y hacer que los nietos descubran todo su bagaje cultural, un bagaje en el que están incorporados una serie de valores que se asimilan.

La preocupación de los hijos empieza cuando el envejecimiento y la enfermedad se hacen palpables en la vida de sus mayores y, por tanto, dejan de ser independientes.

A veces llega también el deterioro de sus capacidades cognitivas con confusiones u olvidos. Es el momento de la paciencia. ¿Cuántas veces nos preguntan lo mismo? Muchísimas porque se olvidaron de la respuesta que les dimos. Con sonrisa y buen humor conviene ponerse a su nivel y que les respondamos un sinfín de veces sin perder los nervios.

En el año 1996 y, dirigida por Jerry Zaks, se estrenó “La habitación de Marwin” interpretada por dos magníficas actrices: Meryl Streep i Diane Keaton. Hoy os aconsejo vivamente revisar esta película y os dejo estas dos frases que no pasan desapercibidas:

“Papá se muere. Lleva muriéndose unos veinte años. Lo hace muy despacio por eso no me pierdo detalle”.

“He tenido tanta suerte de tener a papá y a mi tía. He tenido tanto amor en mi vida. Ahora miro atrás, y veo que he tenido tanto amor… Me refiero al amor que yo he sentido y que he podido dar”.

Además de la actitud generosa, protagonizada por Diane Keaton encontraremos en “La habitación de Marwin” otros elementos de reflexión sobre las relaciones familiares y la colaboración de un adolescente conflictivo que crece en responsabilidad porque se rinde ante el testimonio de fortaleza y bondad de la hermana de su madre.

Nuestros abuelos nos dieron todo su tiempo desde el momento de nacer, nos dieron la mano para no caer en nuestros primeros pasos y muchos nos enseñaron a rezar y a confiar en Dios. Llega el momento de devolver todo lo que recibimos de ellos para hacerles más llevaderos sus achaques. Lo lograremos si les hablamos con la misma naturalidad con que lo hicieron ellos, de cómo Dios quiere bien porque es Padre y aliviaremos su estado acompañándoles. ¡Que nunca se sientan solos!

Recordar lo que nos legaron e hicieron por los hijos y nietos dará color a nuestra constante dedicación agradecida hacía ellos aunque suframos, en alguna ocasión, la pérdida de las facultades físicas, intelectuales y psíquicas en su ancianidad. Quizás necesitaremos una ayuda externa porque “el cuidador/a” también necesita ser apoyado/a, pero lo fundamental será la unión y apoyo de toda la familia en el que ocuparán un papel importante los nietos.

El sentido de la vida y del dolor se aprende con creces al lado de un enfermo.





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diumenge, 26 de maig del 2013

Los valores se descubren

Los valores se descubren


Valores de siempre para los padres de hoy

"Procure no ser un hombre con éxito, sino un hombre con valores"
Albert Einstein


Un valor no es tangible pero es algo que atrae y que, en los padres, tiene su fundamento en ser mejores personas.

Se trata de demostrar con obras la fuerza interior que da a cada madre o padre para mantener una actitud positiva y enfrentarnos a nuestro día a día con ánimo renovado para acompañar a nuestros hijos en su proceso educativo.

Son los valores de la convivencia fundamentales para educar en casa. Por ello os doy unos ejemplos: Unas gracias amables por un favor recibido. Un valorar una tarea bien hecha. Un explicar con paciencia algún encargo que podía haberse llevado a cabo con más pulcritud. Un pasar por alto el enfado o el mal humor de un adolescente. Un reconocer que hemos perdido los modales y nos hemos enfadado y un saber decir: “perdona, he hecho mal”, con humildad, ayudaran a nuestros hijos a descubrir los valores del agradecimiento, de la serenidad y del perdón mucho más que mil y un discursos sabiamente elaborados y explicados.

El valor que brilla y necesitan hoy de verdad nuestros hijos es el afecto y el cariño de sus padres. Con afecto los padres demostraran su amor. Siempre el cariño, la afabilidad, la comprensión para tratar a nuestros hijos en todas las etapas de su vida animará a imitar lo bueno que tienen sus padres o les quedará en su interioridad para formar sus criterios. 

Demos importancia al testimonio personal. Aunque hablamos de transmitir valores es mejor procurar que los niños, los adolescentes y los jóvenes los descubran en la vida de los padres. En definitiva conviene que nuestros hijos interioricen los valores que han descubierto en su familia y que actuando con libertad tengan sus criterios propios y ser felices.





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dijous, 16 de maig del 2013

En la adolescencia... paciencia

 

En la adolescencia... paciencia


Plantearse pocos problemas es la mejor manera de resolverlos.


Jean Cocteau     Hoy unos puntos muy breves para tratar al adolescente y no "provocar" problemas.   Os anoto dos puntos para aplicar en casa:

1.- Concretar:
Procurar no decir vagamente a nuestro adolescente: «debes tener más orden», o “debes ser más responsable”. Conviene concretarle “en qué aspecto” y “para qué”. Y una vez concretado conviene ser constante en su realización. Por ejemplo: si debe hacerse la cama, y no lo cumple, nadie más se la hará... Si pasan días con esta pereza, podemos sancionarlo sin «la paga», si la tiene, y actuando con firmeza hasta que deje la cama hecha antes de salir de casa. Si cumple el encargo con constancia, se le valorará, se le agradecerá y se le felicitará sin añadir ningún regalo material. (Es su obligación, igual que la de estudiar).

2.- Llegar a acuerdos:
Sabemos que tendremos que pactar para ir subiendo el listón de las responsabilidades. Entre ellas, pueden tener primacía las referidas al fomento de sus buenos sentimientos: acompañar al hermano pequeño al colegio; visitar a los abuelos; hacer compañía y poner al día a su colega enfermo sobre los deberes del colegio… Pactar no es hacer lo que los padres hemos decidido. Tenemos que proponer sin imponer nuestro criterio; por lo tanto, aceptar que no siempre cederá; escucharemos sus razones, sus propuestas y cambiaremos de opinión, si es oportuno, con flexibilidad.

Recordemos estas actitudes:

1.- Paciencia:
Si proponemos al adolescente retos y tenemos paciencia, sabiendo esperar que los cumplan ganaremos prestigio delante de ellos e irán interiorizando criterios. Con autoritarismo, con un “has de obedecer porque lo mando yo” no llegaríamos al objetivo primordial que tenemos en la adolescencia. El de hacer que obedezcan con responsabilidad personal y libremente”.

2.- Cariño:
Recordemos que con afecto somos más flexibles. Por tener más experiencia, podríamos volvernos rígidos, y la rigidez no es conveniente para ninguna actuación educativa; nos vuelve orgullosos y poco humildes para encajar la adolescencia. En cambio, los hijos, siempre quedan desarmados ante unos padres que son dúctiles, sencillos y buenas personas.

divendres, 3 de maig del 2013

¿Sólo el nieto es nuestro consuelo afectivo..?

Cuando sólo el nieto es nuestro consuelo afectivo

"El corazón humano es un instrumento de muchas cuerdas; el perfecto conocedor las sabe hacer vibrar todas, como un buen músico".
Charles Dickens

Está muy claro que nuestro nieto/a puede ser y es un gran apoyo afectivo pero el orden del corazón nos hace tener una escala de valores en la que marido o la esposa han de ocupar un lugar preferente. De ello he escrito este mes de mayo en Hacer Familia, revista mensual. Os adjunto el artículo publicado, con el deseo que os sea útil para la reflexión persona.

dilluns, 15 d’abril del 2013

Los abuelos y la transmisión de la cultura

Los abuelos y la transmisión de la cultura

Publicado en la "Hacer familia". Mes de abril

Martes, 23 de Abril. Sant Jordi 2013
Firmaré libros por la tarde en:
Llibreria Quinta Amèlia: de 16'30h a 17'30h. C/Santa Amèlia, 31. Barcelona (cerca de Capitan Arenas)
Librería Garbí (Troa): de 18h. a 19h. C/Via Augusta, 9. Barcelona (cerca de Diagonal)
Librería Odessa: de 19'30h. a 20'30h. Francesc Carbonell, 45 (cerca de Paseo Dom Bosco)

¡Nadie sin un libro!
Os espero para daros un abrazo.

dilluns, 1 d’abril del 2013

La comodidad entorpece la libertad

La comodidad entorpece la libertad


Mantengamos una actitud abierta, positiva y renovada. Con ilusión y entusiasmo para no dejarnos vencer por la comodidad. La vida es como el mar sin orillas que quiere abarcar la adolescente de esta imagen.


"El filósofo Diógenes estaba cenando lentejas cuando vio al también filósofo Aristopo, que vivía confortablemente a base de adular al rey.

Aristopo le dijo a Diógenes:

- Si hubieses aprendido a ser sumiso al rey, no tendrías que comer esta peste de lentejas.

Diógenes le replicó:

- Si tú hubieses aprendido a comer lentejar no tendrías que adular al rey".


Aunque parecía que Aristopo no tenía problemas, no podía ser feliz porqué había cambiado su libertad anterior por un puñado de comodidades y de egoísmos que lo hacían esclavo. Vivía sin responsabilidad, esperando hartarse chupando de los otros sin criterio propio y, por lo tanto, sometido a las opiniones de los demás.

Nos podemos interrogar: ¿valoramos la libertad personal como una meta?, ¿tenemos una actitud de superación para conquistarla cada día?, ¿nos atrevemos a equivocarnos para asumir, cuando conviene, el riesgo de la libertad y rectificar o saber pedir perdón si hemos ofendido a alguien?, ¿deseamos tener hijos con una libertad responsable, recios, alegres y autónomos?

La libertad es un don; pero, es un don que no se puede desligar de las limitaciones ni de las precariedades de la misma vida. Para conquistarla tenemos que correr algún riesgo, todos estamos muy condicionados y tenemos traspiés. Tal como escribe Susanna Tamaro en Luisito (2008): “(...) nunca nos tendríamos que rendir a la comodidad, porqué actúa como los brebajes de las brujas: lo aceptas y te paraliza, te parece que aun estas viva cuando, en cambio, ya eres una momia.”

Reflexionemos para volver a las tareas ordinarias después de esta semana de vacaciones.
Se trata de navegar con acierto por el mar de la vida.

dilluns, 25 de març del 2013

Empatia y consuelo en la adolescencia

Empatia y consuelo en la adolescencia

En estos días de fiesta escolar tendremos oportunidad de convivir con nuestros adolescentes sin horarios ni clases. Todo facilita la comunicación, la observación y el conocimiento de sus preocupaciones o alegrías. En definitiva podemos crecer en empatía.

Os dejo el último artículo en el que hablo de este tema.
(Me encanta la imagen con esta niña y estos padres "con cara" de conflicto).
Os deseo alegria y buen humor!

dilluns, 11 de març del 2013

Pautas de felicidad para el matrimonio


Pautas de felicidad para el matrimonio



“¡Buenos días princesa! He soñado toda la noche contigo. Íbamos al cine y tú llevabas aquel vestido rosa que me gusta tanto. Sólo pienso en ti princesa... pienso siempre en ti...”

Roberto Benigni, La vida es bella


Muchos creemos en el amor del matrimonio. Un amor que empieza con un sí comprometido. Un amor que exige una acción atenta y delicada, que trabajamos y actualizamos cada día.

Para la felicidad del matrimonio se hace necesario vivir con constancia una serie de pequeños detalles que hacen más amable la convivencia, que mantienen la ilusión de los primeros tiempos y que son formas concretas de demostrar el amor.

Un “buenos días princesa” (tres palabras con las que encabezamos esta reflexión) puede parecernos un poco cursi, pero si seguimos hasta el final la película La vida es bella nos damos cuenta de que el protagonista es un mirlo blanco con gran capacidad de sorprender y de enamorar, y que de cursi no tiene nada.

Podemos reflexionar personalmente las siguientes pautas:

1. Acostumbrarnos a conjugar el “nosotros” para compartir penas y alegrías. Arrinconemos el “yo”, aunque es bueno que cada uno de los cónyuges mantenga sus zonas de independencia, que han de ser respetadas y comprendidas por ambos.

2. Velar, cultivar, proteger y alimentar el amor, buscando espacios íntimos de comunicación y alguna salida de casa solos, como antes de casarse y tener hijos.

3. Tratar con muchísimo cariño a los abuelos para tener siempre con ellos una sincera confianza y ser muy agradecidos cuando nos hacen un favor y saber ver cuando no lo podemos pedir por causas de enfermedad u otras dificultades.

4. Comunicarnos los cónyuges. Busquemos espacios tranquilos para hablar sin mirar el reloj; comentar el día a día; hablar de los hijos; volver a practicar algún deporte o afición, si tenemos tiempo; conversar sobre qué preocupaciones tenemos en el trabajo, etcétera.

5. Valorar, asimismo, lo que hacemos el uno por el otro. Dice un dicho castellano que “obras son amores y no buenas razones”. Y es bien cierto que no bastan las palabras para demostrar el amor, sino que debemos demostrarlo con hechos. Recuerdo la anécdota, quizás exagerada, de aquel chico, exultante, que escribía a su enamorada:

“Para ir a verte pisaría cuchillos afilados, para ir a verte atravesaría mares de fuego, para ir a verte subiría al firmamento a robar estrellas.

P.D. El sábado, si llueve, no te iré a ver”.

¡Menudo amor con obras el de este joven enamorado que se queda sin fuerza para ver a su novia por cuatro gotas de lluvia!

Tener detalles y dedicar tiempo son detalles propios del amor y ayudan a la felicidad, en ellos encontramos esta actitud positiva necesaria para mantener la ilusión y el entusiasmo. Una ilusión que descubren nuestros hijos y amigos y les hace llegar a la conclusión que pueden ser felices en el matrimonio.

La vida es bella en el matrimonio cuando se viven estas pequeñas delicadezas mutuas que dan consuelo al alma. Podemos copiar la figura de Guido (interpretado por Roberto Benigni) aunque no estemos recluidos en un campo de concentración. Él hace lo que sea para conquistar a Dora, la muchacha que le gusta. Ya casados, su amor le hace hacer increíbles locuras y su generosidad alcanza hasta el último momento de esta fábula, una fábula que nos enseña diversas maneras de demostrar el cariño y de no dejarse llevar por el desaliento ni la rutina.

La capacidad de amar se agranda en la medida que la acrecentamos. Son muchas las maravillas que tenemos en el matrimonio y que hemos de descubrir para fortalecer nuestro amor i para aumentarlo.

(Lo he publicado, también, en el portal de Fluvium.org, en febrero 2013 con el título “La vida es bella en el matrimonio”).
Nota: Ya sabéis que en este bloc no hacemos comentarios  pero una amiga de facebook - Anna Baduell - me destaca que la importancia de saber escuchar. Posiblemente en un próximo post ampliaré el punto 2 y 4 que hablan de comunicación). ¡Gracias, amiga! 

dimecres, 6 de març del 2013

Abuelos y adolescentes

Abuelos y nietos adolescentes

El ejemplo es una lección que todos los hombres pueden leer.

Morris West

Demos testimonio de coherencia a nuestros nietos adolescentes. Ellos podrán comprender mejor el legado de valores que les dejamos si lo descubren por el testimonio personal que les damos.

Os adjunto el artículo del mes de febrero de la revista "Hacer familia" en formato jpeg. Espero que se pueda leer.
Os comunico que el 5 de abril a las 8h. de la noche estaré en la Biblioteca de Sant Sadurní d'Anoia hablando de "El privilegio de ser abuelos". ¡Podéis asistir!

dimecres, 20 de febrer del 2013

Búsqueda de identidad en la adolescencia: ídolos y realidad.


Búsqueda de identidad en la adolescencia: ídolos y realidad.


“Si el tiempo en si mismo tiene sentido, si en cada momento se esconde algo propio y valioso, la alegría anticipada de algo aún mayor que está por venir hace aún más valioso el presente y nos impulsa con una fuerza invisible más allá de los momentos”.
Joseph Ratzinger

Ayudaremos al adolescente a descubrir su identidad, sin olvidar jamás que será la suya, ¡no la nuestra! Esta búsqueda es un aspecto esencial de la experiencia misma de la adolescencia. Y a ellos les cuesta; reconozcamos que estamos al principio de una evolución, seguramente una de las más importantes de la vida.

Si bien la familia es la base de esa búsqueda, porque es en gran parte en el ámbito familiar donde el joven descubre quién es, existe el peligro de caer en el eslogan de moda: –«todos lo hacen»– e identificarse con modelos poco educativos. En grupo admiran juntos, como si fueran un rebaño de ovejas, a los mismos ídolos. Sería para nuestros hijos un flaco favor no ayudarlos a ver que ídolos del estilo de la modelo kate Moss o del cantante Pete Doherty, conocidos por sus escándalos derivados del consumo de alcohol y de drogas, no les proporcionan nada positivo. En cambio, es bueno que se den cuenta de que las victorias de algún deportista de élite, por ejemplo las de Rafa Nadal, son resultado de muchos sudores, esfuerzo y horas de entrenamiento. Sería oportuno hablarles de gente así para darles modelos para ellos.

Aunque los adolescentes adoptan una postura casi siempre crítica frente a la vida, a menudo les queda esta actitud gregaria que los empuja a seguir lo que hacen los demás y les dificulta encontrar su identidad. Muchos padres se duelen con la misma frase: «Es que mi hijo siempre me lleva la contraria».

Pero esta postura crítica y rebelde a nuestros parámetros le está ayudando a construir su identificación.

Démosle tiempo sin alterarnos ni escandalizarnos y, claro está, démosle también buen ejemplo. Imitar las conductas escandalosas de sus ídolos será pasajero si encuentra buenos referentes en sus padres, y huelga decirlo, si tiene un hermano mayor equilibrado y con cualidades o un maestro que lo quiera.

Es importante la imagen que va construyendo de sí mismo. El adolescente no piensa en cómo será su futuro, pero éste se está gestando ahora en su interior, un interior que en este momento está desorientado y desordenado. Para aclararse es importante que lo hagamos reflexionar. Podemos hacerlo con un estilo como el que apunto:

Si decimos a nuestro adolescente, aludiendo al futuro: «hijo, estudia, si no el día de mañana no encontrarás trabajo» o «si no afrontas este desengaño con más optimismo no resistirás las contrariedades que tendrás en la vida», no nos escuchará. En cambio, sí lo hará con frases como: «¡qué suerte tienes de poder ir al colegio!», «¿qué piensas del argumento de este libro?», «busquemos un vuelo económico para viajar juntos en vacaciones», «el abuelo está solo, ¿y si lo llamas?». El ahora, lo inmediato, lo entenderá mucho mejor.

Reflexionemos la frase que encabeza éste post del Santo Padre Benedicto XVI, que tiene mucha profundidad, para tratar con suavidad a nuestros adolescentes, vislumbrar el futuro con actitud esperanzada y comprenderlos en su singular etapa.

dilluns, 11 de febrer del 2013

La cabeza es para pensar

La cabeza es para pensar


El sabio no dice todo lo que piensa, pero siempre piensa todo lo que dice.

Aristóteles (384 a.C.- 322 a.C)

La mayoría de docentes y padres deseamos, en este siglo, que nuestros jóvenes sean “pensadores”. En momentos difíciles, ponderar, reflexionar y ser oportuno en las reacciones les facilitará siempre la convivencia, una convivencia en la que encontrarán diversidad de opiniones, por las que el respeto estará siempre presente, sobre todo por las que no concuerden con las suyas.

Debemos ayudar a los jóvenes a reflexionar.

A menudo identificamos al adolescente como alocado e irreflexivo porque confundimos la inquietud que tiene con el atolondramiento, y la libertad con la espontaneidad.

Algunos padres se interesan muchísimo por cuánta paga les hemos de dar - es un tema recurrente en las preguntas que me hacen en las conferencias que imparto para padres - y se escabullen – van demasiado acelerados para pararse - a la hora de escuchar sus problemas y sus inquietudes.

Pensar es, sencillamente, pararse a pensar.

Me gusta la actitud de unos padres que saben con un gesto decirle a sus hijos: “Párate y piénsalo un rato, que luego lo comentaremos con más calma”. Son padres respetuosos que animan a la reflexión. Lo mismo podemos decir de aquellos docentes que dedican tiempo para que sus alumnos se expliquen, para comprenderles mejor y poder echarles una mano, de tal manera que sea el mismo alumno el que piense y encuentre soluciones, que siempre le surgirán en su caminar por la vida.

Deseamos –como indica la ilustración que encabeza el artículo- que nuestros hijos usen la cabeza para pensar.

Os dejo este enlace: Sentarse a la mesa a comer, nos ayuda a conversar y a prepararnos para dedicar tiempo a los hijos y enseñarles a pensar:.En la mesa, tranquilidad y conversación Espero que os guste. Es del programa "Para todos la 2".

Como siempre os recuerdo que podéis hacer comentarios en facebook o twitter. O, podéis subscribiros al bloc. (Mañana martes, 12 de febrero a la 1 del mediodía me entrevistaran en Canal Terrassa Vallés en el Programa "Som aquí", Oriol Carreras para hablar de la complicidad entre padres y profesores).

divendres, 1 de febrer del 2013

La red, Sí, el mòbil más complicado



La red la podemos dominar con controles parentales, el mòbil, más publicado.
Solución: Hablar un poco y escuchar mucho

Muchas noticias nos informaron de las páginas creades en facebook de centros educativos y de la universidad con el título de informer, destinadas a poder hacer toda clase de comentarios sobre personas desde el anonimato. Un anonimato que permite el acoso, considerar a la mujer como objeto sexual, humillar a las persones, insultar ... Triste, tristísimo.
Escribir des del anonimato es de mediocres y los padres buscamos la excelencia. Unos padres atentos a este fenómeno que les anima a explicar y dedicar tiempo a sus hijos para dialogar con ellos y hacerlos personas dignas de respeto para que respeten a los demás.
Otro problema lo encontramos en los mòbiles. Me hago mío el artículo de La Vanguardia de hoy para estar informados también de las nuevas aplicaciones. http://www.lavanguardia.com/tecnologia/20130201/54364980854/el-movil-el-e-diario-del-adolescente.html
¿No pueden pasar nuestros hijos con un móbil que sólo siriviera para hacer llamada?
Ya sabeís que si quereís hacer comentarios a esta bloc debeís suscribiros.... Mi bloc también recibio ciberacoso. No debe gustar lo que denuncio.
Buen fin de semana amigos.... Dediquémoslo a los hijos y hablemos con ellos desde la confianza. ¡No todos son pornográficos, o ciber acosadores!
 

dijous, 24 de gener del 2013

¿Nos llevamos bien suegras y nueras?


Suegras y nueras, llevarse bien... Las claves

(Artículo publicado en la Revista Hacer familia, enero 2013)



“La amabilidad es un lenguaje que el sordo puede oír y el ciego puede ver”.

Mark Twain


Llevarse bien es posible si se afronta con comprensión y buena voluntad el papel de suegra o de nuera aunque a veces sea costoso hacer el esfuerzo de callar o tragarse alguna decepción. Podemos, también llevarnos bien, siempre que aceptemos la manera de ser de la otra persona, valoremos sus cualidades y pasemos por alto sus defectos.

Generalmente, ser la madre de los hijos casados, es fácil para dialogar sobre cualquier tema que preocupa; entre padres e hijos se ha establecido un clima de confianza previo que ayuda a comunicarse con sencillez y sinceridad y, si hay alguna desavenencia, se olvida rápidamente, después de pedir perdón.

Puedo recordar como vivíamos la relación con nuestra suegra en la década de lo sesenta, época en que ella venía de visita, y le gustaba dar su opinión de todo, todo. La suegra de hoy no visita, colabora. Llega a casa de los hijos, baña a los nietos, ayuda a hacer deberes y arregla cualquier desorden sin hacerse notar y cuando termina, se despide con aquella alegría propia de los que saben que es un privilegio dar ternura a los pequeños, ánimos a los medianos y abrazos a los adolescentes.

Ya Tirso de Molina (1584-1648) nos dejaba este epigrama: “Suegra y nuera, perro y gato, no comen bien en un plato”.

Nos preguntamos como llegar a ser buenas suegras para eliminar esta etiqueta conflictiva que nos ha caído desde hace siglos. No se desvanece con facilidad el rótulo que se ha colgado y, pese a intentarlo como lo que comentábamos de morderse la lengua o tragarse alguna decepción, siempre puede quedar alguna falta de entendimiento. Es por ello que añadimos unas claves:
Ser flexible y adaptarse a los tiempos actuales cediendo en cosas opinables, que son muchas, es una muestra de humildad y de respeto.

No amargarse y evitar pensamientos del tipo: “¡Si mi hijo se hubiera casado con la hija de nuestros amigos!” o “A este nieto le convendría que mi nuera le diera una reprimenda…”, “Mi nuera no debería trabajar ahora que tiene los niños pequeños”, etc. Y, está claro, que estos malos pensamientos no se deben explicitar nunca.

El mejor consejo para las suegras es que no den consejos. Concretamente: No se puede pedir al hijo que corrija a su esposa de algo que a una suegra no le gusta. El sabe perfectamente lo que no le complace a su madre, lo vivió en casa. Lo único que se conseguiría con esta actitud dominadora sería entristecerlo.

Buena suegra es mi amiga Isabel. Ella me destaca que lo mejor es la disponibilidad. Dejar todo para disfrutar de los nietos y agradecerle su nuera que le pida este favor.

Victoria Cardona

Escritora y orientadora familiar











divendres, 18 de gener del 2013

Con nueva mirada

Con nueva mirada

(Publicado en Revista Hacer familia, diciembre 2012)
http://www.hacerfamilia.es/revista/noticia-nueva-mirada-20121212122106.html


El que no posee el don de maravillarse ni de entusiasmarse es como si no tuviera vida, porque sus ojos están cerrados.

Albert Einstein

La experiencia de ser abuelos nos permite sentirnos jóvenes porque se renuevan los ánimos. Y, aparte de la juventud del alma, se renueva la del cuerpo: no hace falta hacerse ningún tipo de tratamiento de estética - si no es del todo imprescindible - porque esta alegría íntima que tenemos los abuelos se aprecia en la mirada que ilumina todo el rostro.

Muchos de nosotros reforzamos el optimismo, sonreímos más y difundimos la buena nueva del nacimiento de nuestro nieto a los cuatro vientos. ¡Cómo nos alegra y nos remueve positivamente la presencia de un bebé”. ¡Cómo reconocemos y revalorizamos el don de la vida!

Nos queda tatuado para siempre el buen aspecto de nuestra hija o nuera con el bebé en brazos en compañía del padre del pequeño y, con lágrimas de alegría contenida, nos sentimos parte de aquel momento tan entrañable y difícil de definir como todos los momentos valiosos, intangibles y trascendentes de la biografía de la vida de cualquier persona.

Rememoras el nacimiento de tus hijos y las vivencias que has tenido con ellos. Y, ya en la habitación de la clínica, surgen las mismas situaciones que viviste. Como siempre los abuelos se otorgan la semejanza del recién nacido o se preguntan sobre el color de los ojos, que al principio son de un tono azul marino, pero después, ¿qué color tendrán?

Todo huele a colonia fresca; en el ambiente se respira paz y felicidad. Una felicidad que uno de los abuelos o abuelas intuitivos y sensibles la nota a fondo y recomienda salir de la habitación para que los padres, recién estrenados, puedan disfrutar solos de su intimidad con nueva mirada, una nueva mirada que también tenemos el privilegio de gozar los abuelos.

Nadie nos podrá negar jamás el gozo compartido del marido y la mujer por el nacimiento de un hijo. Se han producido emociones nuevas con alguna lágrima de agradecimiento, acompañadas de caricias y de miradas mutuas de ternura con el niño entre los dos. Tampoco nos podrá negar nadie que necesitan dejar de lado el ritmo acelerado del trabajo para contemplar, en mutua compañía, esta nueva realidad.

Dejémosles que vivan con intensidad este momento único e irrepetible con la mirada del corazón y que se puedan comunicar sus sentimientos, sin espectadores, para empezar con autonomía su paternidad y para reforzar su amor conyugal.

Una recomendación acertada la del abuelo discreto y prudente que guarda en su interior lo que ha visto y sabe ponderarlo en silencio. Un abuelo que sabe que los protagonistas de la escena no son los abuelos, sabe que son el matrimonio y el recién nacido.

(Cada mes os dejaré el artículo de mi colaboración de "Hacer Familia). El título general es de "Relaciones intergeneracionales y, como siempre, trataré de dar sugerencias para la convivencia entre padres e hijos, abuelos y nietos, suegras y nueras, etc...). (Para hacer comentarios es preciso estar suscrito al bloc, podéis hacerlo, si es vuestro deseo, aunque muchos preferís comentar en facebook).

dimecres, 16 de gener del 2013

¿Me comunico?

¿Me comunico?

Hoy os dejo una historia para la reflexión particular.

Puede que nos ayude a saber comunicar.

"Dicen que una vez, había un ciego sentado en un parque, con una gorra a sus pies y un cartel en el que, escrito con tiza blanca, decía:


"POR FAVOR AYÚDEME, SOY CIEGO".

Un creativo de publicidad que pasaba frente a él, se detuvo y observó unas pocas monedas en la gorra. Sin pedirle permiso tomó el cartel, le dio vuelta, tomó una tiza y escribió otro anuncio. Volvió a poner el pedazo de madera sobre los pies del ciego y se fue. Por la tarde el creativo volvió a pasar frente al ciego que pedía limosna. Ahora su gorra estaba llena de billetes y monedas. El ciego reconociendo sus pasos le preguntó si había sido él quien reescribió su cartel y sobre todo, qué que era lo que había escrito allí. El publicista le contestó:

-"Nada que no sea tan cierto como tu anuncio, pero con otras palabras".

Sonrió y siguió su camino. El ciego nunca lo supo, pero su nuevo cartel decía:

"ESTAMOS EN PRIMAVERA, Y... YO NO PUEDO VERLA"

¡Seamos positivos. La actitud optimista ayuda a vivir mejor y a hacer la vida amable a los demás!

dimarts, 1 de gener del 2013

Feliz 2013

Feliz 2013

Hoy os deseo de todo corazón un mejor 2013.

Nuestro Año Nuevo tendrá sentido si nuestra vida lo tiene y si compaginamos el afecto con la educación de los nuestros lo tendrá. Es un gran proyecto.


En los libros que he escrito sobre distintos temas he procurado escribir mis reflexiones con anécdotas, vivencias, recuerdos, películas que me han impactado, sentimientos... En ellos encontraremos horas de estudio y práctica amable, aunque no aparto las dificultades que encontramos en nuestro camino. Deseo compartirlos con todos los padres que deseáis que vuestros hijos sean felices:


Amar y ser amados; para ello lo mejor es pensar en hacer el bien a los demás, el amor propio es mal consejero.

Cualquiera de nosotros puede vivr la generosidad y dar a manos llenas cariño a la familia.

Esta misma mañana escuchaba, mientras atendía las tareas de casa el Concierto de Año Nuevo de Viena y he pensado que la música era capaz de calmar nuestros ánimos y hacer ligero el camino.

Hoy os deseo la mejor música para la aceptación y ganas de mejora personal y familiar. Tendremos buenas vibraciones para la buena educación de los hijos.

Que suenen en nuestra convivencia las palabras: perdón, gracias y, por favor no dichas con rutina sino con sonidos de amor. Es lo mejor para que nuestros hijos se contagien del buen hacer.

Quería aclararos que, por razones ajenas a mi voluntad, me he visto obligada a cerrar los comentarios generales. Sí se pueden hacer si os suscribís al bloc o si queréis comentar algo de mis libros o necesitáis cualquier sugerencia o conferencias organizadas por temas del colegio de vuestros hijos podeís mandarme un correo electrónico a través del de la agenda de mi portal:
www.vidadefamilia.org:

Mi último libro "¿Quién educa a mi hijo?" trata sobre complicidad entre familia y escuela y ha recibido muy buenas críticas. Se encuentra en cualquier librería de España y, en caso de no tenerlo en aquel mismo momento se recibe en dos días. Editorial Viceversa es eficaz. (Os dejo el enlace para empezar a leer la introducción):

Mucho ánimo y alegría por casa en este 2013. El buen humor y saltar los baches desagradables de la convivencia, con paciencia y humor, facilitarán el buen ambiente familiar. 

¡GRACIAS!