Cuando los abuelos llenamos de regalos a los nietos.
“Es necesario aprender a tener lo que necesitamos y
no únicamente lo que queremos”.
Paulo Coelho
Tenemos
crisis económica y las estadísticas de personas que están sin trabajo nos entristecen.
Hoy muchos abuelos sustentan familias mientras ven que sus hijos deben ir
llamando puertas para tener una colocación. A pesar de ello los abuelos siempre
han tenido una especial predilección por sus nietos y casi nunca son capaces de
negarles nada y caen en el defecto de llenarles de excesivos regalos.
He visto
preocupación en alguna madre joven al preguntar en un coloquio después de una
reunión con padres: “¿Y cómo tengo que explicar a mis suegros que no quiero
tantos obsequios?”
Os hago una
confesión. Al comienzo de ser abuela sólo pensaba en el regalo que gustaría más
a mis nietos. Si para mí me dolía gastar dinero, para ellos - que viven en otra
ciudad -, no tenía ningún remordimiento en comprar y en perder el tiempo para
elegirles ropa y juguetes.
Ahora que han
pasado los años puedo decir que aquello de parecer un mago que sacaba todo de
la bolsa lo hacía porque veía mucha ilusión,
pero al mismo tiempo había una gran parte de satisfacción personal y adquiría un protagonismo que no
beneficiaba la convivencia.
Si cuando vamos
a casa de los nietos, los pequeños preguntan: “¿Qué me traes?”, podemos
responder, más o menos, con alegría: “El mejor regalo que te traigo es que la
abuela o el abuelo te venga a ver”.
Algún
presente que regalamos a un adulto puede tener un precio irrisorio pero hace
feliz al que lo recibe, porque le recuerda alguna emoción o lo relaciona con un
buen momento. No hay nada peor que obsequiar por obsequiar o para quedar bien o
por compromiso, sin pensar en la sensibilidad de la persona que lo recibe. Lo
mismo nos pasa con el nieto, a veces hacemos un regalo que no es caro pero que
le reporta horas de juego compartido o alguna idea que ilumina su creatividad,
iniciativa y genialidad.
Los abuelos no queremos ser los mal criadores oficiales porque somos sencillamente, abuelos. Abuelos que saben rectificar si se equivocan y abuelos que saben que la mejor dádiva para los nietos es dar su ternura, experiencia y su tiempo.(Publicada en "Hacer Familia", noviembre de 2013)
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada