Sin resentimientos
Esta frase de Paulo Coelho me ha suscitado pensamientos sobre el perdón porque a todos nos cuesta perdonar y olvidar... a mi la primera. Nos esforzamos en perdonar de corazón porque el resentimiento nos intoxica y priva de mantenernos con serenidad y alegría.
¡Cómo nos ayuda la imagen del mar con esta barca para aprender a navegar mejor cada día por los mares de la vida!
Importa decir que la persona que sabe perdonar y olvidar agravios es la más feliz del mundo. Es de personas generosas saber disculpar y de personas magnánimas saber olvidar. Afirma el filósofo Max Scheler que una persona resentida se intoxica ella misma.
Todos hemos conocido a personas que te cuentan historias de hace años sobre agravios que, a pesar de ser reales, les han originado verdaderos traumas por no saber perdonar. Esta intoxicación les hace desagradables a los demás y dificulta el encuentro de familia y amigos.
A olvidar nos lo enseña este relato de autor anónimo que titularemos “Dos amigos” que reforzaría la frase:“Inscribe los agravios en el polvo, las palabras de bien inscríbelas en el mármol” de Benjamín Franklin:
“Cuenta una leyenda que dos amigos viajaban por el desierto y en un determinado punto del viaje discutieron. El otro, ofendido, sin decir nada, escribió en la arena:
- Hoy, mi mejor amigo me pegó una bofetada en el rostro.
Siguieron adelante y llegaron a un oasis donde resolvieron bañarse. El que había sido abofeteado y lastimado comenzó a ahogarse, siendo salvado por el amigo. Al recuperarse, tomó un cincel y un martillo y escribió en una piedra:
- Hoy, mi mejor amigo me salvó la vida.
Intrigado, el amigo preguntó:
- ¿Por qué después de que te lastimé, escribiste en la arena y ahora escribes en una piedra?
Sonriendo, el otro respondió:
- "Cuando un gran amigo nos ofende, deberemos escribir en
la arena, donde el viento del olvido y el perdón se encargarán de borrarlo y apagarlo; por otro lado, cuando nos pase algo grandioso, deberemos grabarlo en la piedra de la memoria del corazón, donde ningún viento del mundo podrá borrarlo".
Como todos tenemos defectos, hemos de reconocer que debemos perdonar los de los amigos para que nuestra amistad llegue lejos y no se apague dando por supuesto que perdonamos también algún agravio que tengamos con los de nuestra familia.
- Hoy, mi mejor amigo me pegó una bofetada en el rostro.
Siguieron adelante y llegaron a un oasis donde resolvieron bañarse. El que había sido abofeteado y lastimado comenzó a ahogarse, siendo salvado por el amigo. Al recuperarse, tomó un cincel y un martillo y escribió en una piedra:
- Hoy, mi mejor amigo me salvó la vida.
Intrigado, el amigo preguntó:
- ¿Por qué después de que te lastimé, escribiste en la arena y ahora escribes en una piedra?
Sonriendo, el otro respondió:
- "Cuando un gran amigo nos ofende, deberemos escribir en
la arena, donde el viento del olvido y el perdón se encargarán de borrarlo y apagarlo; por otro lado, cuando nos pase algo grandioso, deberemos grabarlo en la piedra de la memoria del corazón, donde ningún viento del mundo podrá borrarlo".
Como todos tenemos defectos, hemos de reconocer que debemos perdonar los de los amigos para que nuestra amistad llegue lejos y no se apague dando por supuesto que perdonamos también algún agravio que tengamos con los de nuestra familia.
El perdón siempre alivia la memoria herida.
(Anotar en agenda jueves 12 de abril a las 19'30 en la agenda, dentro de dos semanas os concretaré un acontecimiento en Barcelona.)
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