El veraneo de los abuelos
La vida sólo se comprende mirando atrás, pero sólo puede ser vivida
mirando hacia delante.
Sören
Kierkegaard
La edad madura es aquella en la cual uno todavía es joven, pero con
mucho más esfuerzo.
Jean-Louis
Barrault
Hoy
os ofrezco estas reflexiones sobre el tiempo de vacaciones de nuestros nietos.
Es mi pequeño homenaje a tantos abuelos que dedican el mes de julio a convertir
su casa en guardería infantil y a pasar horas de paseos con cochecitos de bebés
en los parques infantiles o en alguna piscina pública, a veces fatigados por
las altas temperaturas del verano, pero sin perder la capacidad de
disponibilidad tan propia de nuestros queridos mayores.
¿Vacaciones
de los abuelos en verano?: Pocas.
Su espíritu de servicio se hace visible. Sigue
su generosidad cuando después de julio llega el mes de agosto y procuran que el
matrimonio joven se ausente una semana para descansar y se tome sus vacaciones
reales.
¡Menudo
regalo tener abuelos! Los abuelos, ya jubilados, recuerdan su juventud y saben
que a sus hijos les conviene comunicarse mejor y que podrán hacerlo si tienen
un tiempo para ellos solos y rehacerse del cansancio acumulado durante todo el curso;
podrán airearse, salir de la rutina diaria y reponer fuerzas. Probablemente,
ellos no lo pudieron hacer y el sueño que no realizaron lo proyectan en sus
descendientes. ¡En este caso es una valiosa proyección!
Los
abuelos dirigen su mirada al futuro como nos recuerda
Sören Kierkegaard y hacen muy bien. Ellos saben que benefician a su
familia y, aunque alguna vez sus dolencias no se correspondan con su buen ánimo,
según la frase de Jean-Louis
Barrault, perseveran en su papel con su esfuerzo cariñoso. Saben, también, que
es la ternura que encuentran los nietos en su hogar lo que se guarda y
permanece en el corazón y no se olvida nunca. ¡Cuánto siembran los abuelos y
cuánto recogen los nietos!
Pienso
en esta fábula que os transcribo para aplicarla a la fuerza del calor y del
cariño en el trato de la convivencia. Es de Esopo, que vivió entre los años 550
y 600 a. de C.:
“El
sol y el viento discutían para ver quién era más fuerte.
El
viento decía: “¿Ves aquel anciano envuelto en una capa? Te apuesto a que haré
que se quite la capa más rápido que tú”.
Se
ocultó el sol tras una nube y el viento comenzó a soplar cada vez con más
fuerza hasta ser casi un ciclón, pero cuanto más soplaba tanto más se envolvía
el hombre en su capa. Por fin el viento se calmó y se declaró vencido.
Entonces
salió el sol, y sonrió benignamente sobre el anciano. No pasó mucho tiempo
hasta que el anciano, acalorado por la tibieza del sol, se quitó la capa.
El
sol demostró entonces al viento que la suavidad y el amor de los abrazos son
más poderosos que la furia y la fuerza”.
Nos
preguntamos si los padres jóvenes agradecen los desvelos de los abuelos.
Pensamos que sí que lo valoran y lo agradecen pero les recordamos que es
importante manifestárselo.
Encontré un
día a una abuela disgustada porque después de haber dedicado tiempo y cariño a
sus dos nietos de 10 meses y 3 años, porque sus padres al recogerlos le habían
comentado: “Es que tú malcrías a los niños”. Lo hablamos y entre las dos
acordamos que convenía evitar frasecitas de este tipo que de graciosas no
tienen nada, porque las abuelas no son las malcriadoras oficiales sino, sencillamente,
abuelas que se desviven para que sus nietos se sientan queridos y protegidos en
ausencia de sus padres y adquieran seguridad.
Queridos
abuelos, no nos dejemos etiquetar, conviene dialogar y aclarar siempre malentendidos.
Quedarse callado y sufriendo por dentro es un cultivo para llegar al síndrome
de la “abuela esclava”, que sería un ir haciendo a disgusto una tarea preciosa
que da sentido a la vida de cualquier persona, especialmente, si esa persona se
hace mayor porque los nietos dan sentido a la vida. Podría quedar entristecida,
perjudicarse ella misma y no hacer felices a los demás.
Finalizo
con estas dos sugerencias para padres y abuelos:
1.-
Manifestar agradecimiento a los abuelos y, sin prisas, escuchar sus opiniones y
apreciar el favor que nos hacen atendiendo a nuestros hijos en tiempo de vacaciones escolares. Sabemos que
las opiniones de los abuelos siempre son una referencia útil para los padres, aunque
son ellos los que han de decidir cómo educar a sus hijos. Hago este inciso
porque si bien sería un defecto por parte de los padres no valorar lo que hacen
los abuelos también lo sería el que los abuelos quisieran intervenir en sus
objetivos educativos.
2.-
Recordar a los abuelos que si nuestros nietos ya son mayorcitos y pasan alguna
temporada larga con nosotros, es
imprescindible establecer unas reglas de juego y que colaboren en las tareas
del hogar; procuremos pasarlo bien, dedicando tiempo para ir con ellos de
excursión, al cine o celebremos juntos alguna actividad atractiva. En realidad
conviene celebrarlo todo porque es un privilegio poder estar con los nietos.
¡Feliz
verano a todas las familias de Hacer Familia!
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada