Descanso en tiempo de vacaciones y sigo educando
George Bernard Shaw
Si durante el curso hemos mantenido unos horarios
y hemos animado a que nuestros hijos colaboren en las tareas de casa con algún
encargo es normal que, ante un cambio nos planteemos que pautas nuevas serán las que
ahora pondremos comentándolo en una reunión familiar. No puede ser que todo el
peso de las tareas recaiga sobre el padre o la madre sin la mínima colaboración
de los hijos. Si cada uno se ocupa de sus cosas ya hemos ganado mucho sino nos
pasaremos el verano recogiendo toallas de playa y de piscina o zapatillas de
deporte en cualquier rincón del pasillo.
Tengamos orden exigiendo encargos pequeños que nos
hacen la vida más agradable. Tenemos autoridad siempre que vayamos por delante
y nos hayamos organizado sin improvisar. ¡Claro que lo haremos con más
flexibilidad y no olvidando que el orden de un hogar no es el orden de un
museo!
Reflexiono con vosotros sobre esta renovada, buena y necesaria autoridad porque impregna la vida de cada uno de nosotros y no puede dejarse colgada en el armario de la entrada como hacemos con nuestro abrigo en invierno:
Nuestra autoridad ayuda realmente a nuestros hijos
sin recortarles su libertad ni el cariño que les queremos dar.
En un clima de confianza en el hogar la autoridad se ha de basar en el ascendiente y el prestigio que adquirimos cuando intentamos superarnos para mejorar personalmente. Hay personas que cuando oyen las palabras “orden” o “autoridad”, sienten grima. Quizás porque les vienen a la memoria situaciones de novelas o de películas en las que el padre o un profesor pretendía que los hijos o los escolares obedecieran a fuerza de gritos y de golpes.
La autoridad no tiene nada que ver con el abuso de poder o con la
prepotencia.
Al contrario, la autoridad de los padres ejercida con amor,
respeto y coherencia, es esencial para educar personas responsables y libres
por esto hemos hablado de participación en el hogar al iniciar el artículo.
Hay estudios que demuestran que la ausencia de
autoridad por parte de los progenitores conduce a chicos y chicas a tener poca
capacidad para progresar, y muchos se convierten en niños déspotas, jóvenes
agresivos o adultos inmaduros. Como es natural, los hijos reclaman que les
guiemos. Es interesante ver como un chiquillo, que levanta pocos palmos del
suelo, mira a sus padres antes de tocar los cacharros de los cajones bajos de
la cocina si anteriormente se le ha corregido: necesita un asentimiento o una negativa. Sonrío cuando recuerdo la escena que viví en compañía de mis hijos y nietos. Era la hora de comer y estábamos todos sentados a
Hay que tener en cuenta que yo estaba callada para no interferir en la autoridad de los padres y ellos estaban un poco cohibidos y no querían regañar a los hijos en mi presencia. Afortunadamente en este caso, el más pequeño, con su oportuna petición, hizo que todo volviera a su cauce y nos demostró que se necesitaba más autoridad por parte de los adultos.
Hagamos una pequeña lista de los encargos que pueden hacer nuestros hijos en tiempo de vacaciones. Hay montones de posibilidades para que ejerzan su responsabilidad y la podamos valorar: desde ocuparse de comprar alimentos o hacer la lista del supermercado por internet, pasando por cortar el pan para la comida diaria principal o separar la ropa de color y blanca de la lavadora hasta ocuparse de entretener al hermano pequeño que empieza a caminar o dar media hora de clase al que necesita recuperación. También los hijos de cinco o seis años pueden tener oportunidad de colaborar: contestar el teléfono, ocuparse de colocar los envases vacíos en la bolsa de reciclaje, doblarse el pijama, dejar la ropa sucia en el cesto, recoger la mesa.
Llega el tiempo de vacaciones, un tiempo magnífico para agradecer, para valorar y para divertirnos juntos, será así si hemos previsto las responsabilidades de cada uno y lo hemos hecho creando un ambiente alegre y festivo.
Entrevista radio sobre adolescentes: (catalán): http://www.ivoox.com/vols-llegir-entrevista-victoria-cardona-educadora-i-audios-mp3_rf_1549583_1.html
¡Feliz verano sin olvidarse
de repartir responsabilidades cariño, besos y abrazos a nuestro cónyuge e hijos!
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